Si seguís el blog desde hace un tiempo, os habréis dado cuenta que vivo enamorada de las sonrisas, que desde hace unos años tengo un pequeño “problema” con los meses de abril y que los acentos extranjeros son mi perdición.
Fuiste tú quien robó mi mes de abril empezó sin querer, al igual que las buenas historias que un día llaman a tu puerta para quedarse, y al final se ha convertido en un habitual de este mes. Por eso, para que comprendáis mejor su origen y la fijación que tiene el destino en unirnos, os invito a que leáis a mis meses de abril I y II .
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