Querida Julieta:
El año pasado le escribí una carta a mi querido 14 de febrero en la que le pedía que no se olvidara de ti, de esa Julieta que vive en nuestro interior y a la que le gusta recibir ramos de flores, encontrar cartas en el buzón y salir con chicos de sonrisas (im)perfectas que la esperan en el portal. Y a cambio yo me comprometía a que no pasaras más san valentines en casa.
Sin embargo aquí me tienes, en pijama, sin maquillaje y con el típico moño de “estar por casa” aporreando las teclas del ordenador.